Los más de 100 años de comunicación de Baschieri & Pellagri se pueden dividir en dos grandes tramos.

Del primero forman parte los manifiestos históricos de Baschieri & Pellagri. El más conocido y publicado fue realizado por la Litografía Ausonia de A. Reggiani de Bologna, en la segunda mitad de los años ’30. El perro que mira al joven dueño, levantando la cabeza hacia lo alto, y éste que a su vez, sentado, debe levantar la cabeza para mirar al viejo cazador, con su pipa y su fusil. Es una tríade que simboliza muy bien la jerarquía social de la caza, en todas las latitudes y en todas las épocas. Otro manifiesto, el del cazador triste junto al sonriente, ha sido copiado sin muchas vueltas para la publicidad de una revista americana, que tiene gran afición entre nuestro público.

En los años ’50 y ’60, la ilustración fue abandonada en favor de la fotografía, con resultados muy modernos: nace la construcción de una estética del producto desvinculada del contexto, con cascadas de cartuchos de varios colores, el uso de efectos ópticos y la serialidad típica de la búsqueda artística más avanzada de esos años.

Se llega así a fines de los  años ’90, cuando a la publicidad del producto se superpone un proyecto más amplio, que integra todas las actividades de comunicación.

El nuevo atuendo es color negro: el código de un escenario acogedor, emocionante, carismático. El negro es un fondo que destaca y da vida a lo que contiene. Es típico de mundos que comunican con el registro sensorial: la moda, la cosmética, el diseño.
El caso Baschieri & Pellagri ha hecho escuela en el sector.

Hoy, los tonos de negro, blanco y gris se asocian a colores metalizados en relieve y los mensajes de las campañas publicitarias, sofisticadas y elegantes, buscan una nueva complicidad con los amantes de este mundo.